Noche 02
Jenofonte respira profundamente. No ha olvidado esa costumbre para relajarse, a pesar de que los vampiros no necesitan respirar. Con la bocanada de aire le llega el hedor de las cloacas. Mejor no respirar.
Por fin tranquilidad. Los Malkavian han salido a hacer sus locuras. Tal vez sea ya de noche... Sí, ya es de noche, puede notarlo. Abre los ojos y se encuentra solo en la sala. El mago tampoco está. Ha llegado el momento de poner distancia y marcharse de ahí pero... no sabe el camino de salida. Podría pasarse días y noches enteras deambulando por los pasadizos, alimentándose de ratas. La idea de pasarse una eternidad allí atrapado no le atrae, la verdad. Paciencia, que es la madre de la ciencia, y algo bueno traerá. Por lo menos arrojará algo de luz a este feo asunto.
"Hijo mío, qué placer tener a alguien de tu estirpe en mi humilde morada".
Una voz... ¿En su cabeza?!! Tal vez Medea y Ancel le hayan contagiado la locura.
"Yo soy tu padre primero y he regresado del olvido para devolver la luz a todos mis hijos. La noche y el día serán nuestros como siempre debieron serlo".
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Mientras, en la corte del Príncipe, un mensajero trae una carta de Medea para Julio Cesar. Éste le recibe en sus aposentos, en su bóbeda oscura, rasga el sobre y estalla en carcajadas.
- Mira, Marco, el sentido de humor de esta Malkavian es delicioso. ¿A qué humano habrá seducido para que le haga el montaje fotográfico? Jajaja, si no estuviera tan loca, la nombraría ministra. Las reuniones con los antiguos resultan tan aburridas y justo hoy tenemos que atender una.
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