Puede que no me
gustase, pero no se podía decir que fuese con engaños, no se esforzaba en ocultar
nada de lo perverso que es, había otros peores que él, aquellos en los que uno
confiaba equivocadamente. Zacarías había muerto, que ilusos esos vampiros que
se creen inmortales, cuando sólo lo mortal puede morir. Ahora su camino es
otro, el camino que todos debemos seguir. Cuando todo esto acabase haría las
honras fúnebres que le son debidas, pero ahora no hay tiempo, Tenairy me espera
cerca y de he ver que es lo que Zacarías me había introducido en el bolsillo
antes de morir. Kefrén ya ha abandonado la escena, seguramente tiene otras
víctimas a las que atormentar esta
noche, mejor, así podré seguir mi camino. Y el tapiz, un rompecabezas dentro de
otro rompecabezas. Hubiese sido bueno
consultar unos libros, pero ahora sólo eran cenizas, otra estúpida afrenta de
Kefrén.
Mientras mi mente se entretenía con esos razonamientos mis
piernas me llevaban rápidamente donde me esperaba Tenairy, debíamos abandonar
rápidamente el lugar antes de que curiosos, la policía o los bomberos nos
encontrasen allí. La Nota, debía leerla cuanto antes.
Imposible de leer, es egipcio muy antiguo, aunque hay
escrito “Garou Larissa” en el margen, una pista y un lugar más que visitar esta
noche, se me acumula el trabajo, iremos los dos.
Abrí la puerta y me los encontré a los dos, Tenairy
acompañada por Jador, no me esperaba encontrármelo allí, pero sin duda era una
suerte, pues nos vendría muy bien para reunirnos con Larissa.
-Es un placer volver a veros, salgamos de aquí antes de que
nos vea alguien, Jador, necesitamos urgentemente reunirnos con Larissa.
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