sábado, 8 de marzo de 2014



La oscuridad. Y la luz creció como hojas en los árboles e iluminó mi camino. Vi que corría por el borde de un precipicio inmenso sin importarme los miles de metros que me separaban del suelo, mas de diez mil, como aquellos que me acompañaron en mi viaje persa. Sé que en el mundo no hay lugares como este, pero este es mi mundo, y aquí existe todo lo que soy capaz de soñar. No huyo de nadie, persigo una ráfaga de viento, un pensamiento, quizás un recuerdo, si, quizás sea eso, un recuerdo del pasado que me ayudará, pero aún no se a que. Oscuridad. Llueve, no hay luna ni estrellas, me dirijo a una pequeña población. La gente huye de ella en cantidades ingentes, un gran fuego se ve tras la población, iluminando la escena. Llego al pueblo y me hacen una marca, que servirá para que, cuando abandone el pueblo hacia el incendio alguien que no sé quien es me reconozca. Alguien intenta detenerme, me zafo con un gesto violento y avanzo hacia la luz, las llamas bailan para mí.

-Ayudadme, ha roto una cadena, hay que cambiarla por otra, las otras podrían ceder, después le volveremos a alimentar. Alankar, mientras yo le sujeto cámbiala, ahora. Bien, ya está esto reparado.
-Esto tiene muy mal aspecto, está sufriendo como nunca, le precio de la libertad puede ser muy alto, puede que incluso demasiado, podría no pasar de este día.
-Para él no importa cuánto vives, sino lo que haces con tu vida. Ha llegado un mensaje al móvil, que sorpresa, es de Agesilao. Al fin una buena noticia, dice que esta noche llega con noticias sobre lo que le pedimos. Es un gran amigo de Jenofonte, más incluso que yo, amigos desde que ambos eran mortales. Le va a ayudar mucho su presencia, estoy seguro de que la va a notar.
Camino por una gran avenida, dos leonas me escoltan, es de noche de nuevo. Hay un árbol de papel frente a mí, o de cartón, no consigo averiguar de qué está hecho exactamente, sus frutos son versos vivos que nacen y caen sobre la tierra. De esa tierra surgen los personajes de los libros que he leído.  Veo como muchos caen al suelo, cómo les crece una flor blanca sobre el pecho, cómo esta se abre y perlas de luz blanca y muy brillante se elevan sobre el cielo y cómo finalmente esta flor se seca, quedando como flores de papel, siempre hermosas. Le pregunto al árbol que es lo que ocurre, que significa eso y me dice que son los personajes de los libros perdidos que han muerto en el olvido. Y recuerda bien esto, me dice, quien olvida quien es pierde su vida en un instante.
-Rufo, ves a descansar, me toca hacer la guardia, si ocurre algo te llamo.
-Estaré aquí al lado de la puerta, no pienso irme muy lejos, estoy preocupado y eso me pone nervioso. Le necesitamos en esta guerra a acaba de comenzar.
-Vivir es una batalla constante, es por eso que le necesitamos, esta sólo será una mas, pero no la mas temible, esa es la lucha con uno mismo.
-Se te han quedado bien sus palabras, como a mí. Cualquier cosa que suceda me avisas, sea lo que sea, hasta luego.
De nuevo la luz. Salgo de una  aparcamiento subterráneo y salgo a la luz pura de la ciudad. Sin embargo es una ciudad diferente. Es de dibujos animados. Me recuerda a la película Fantasia, aunque los personajes son humanos, no animales. Me encuentro con una chica a la que no tengo reparos en besar, ella no me recuerda pero le digo que ya nos vimos una vez en esa misma ciudad, y entonces recuerdo. En esa ciudad no hay apariencias, solo lo que las cosas son en cuanto son, aunque yo crea ver esas formas no existen, las veo porque necesito verlas para comprenderlas, es como si fuese una especie de cielo. Estoy aquí, pero mi cuerpo permanece sobre la fría mesa luchando contra la sangre del ladrón. No podrá conmigo. Hay un libro, y leo en él un aforismo.
“Nada vi por primera vez”
Recuerda, Jenofonte, esta frase debe de decirme algo. El tapiz, se algo de él y no se que es, pero cuando despierte, si consigo hacerlo, lo recordaré.
Salgo por una puerta metálica y entro en una especie de hangar. Hay una nave llamada “la nave del olvido” y otra llamada “la nave del sufrimiento. Recordar algo olvidado puede ser muy duro, nadie olvida por casualidad. He de elegir, como en Mátrix. Mi destino es claro, el sufrimiento lavará mi alma, y esa es mi elección.

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