La oscuridad. Y la luz
creció como hojas en los árboles e iluminó mi camino. Vi que corría por el
borde de un precipicio inmenso sin importarme los miles de metros que me
separaban del suelo, mas de diez mil, como aquellos que me acompañaron en mi
viaje persa. Sé que en el mundo no hay lugares como este, pero este es mi
mundo, y aquí existe todo lo que soy capaz de soñar. No huyo de nadie, persigo
una ráfaga de viento, un pensamiento, quizás un recuerdo, si, quizás sea eso,
un recuerdo del pasado que me ayudará, pero aún no se a que. Oscuridad. Llueve,
no hay luna ni estrellas, me dirijo a una pequeña población. La gente huye de
ella en cantidades ingentes, un gran fuego se ve tras la población, iluminando
la escena. Llego al pueblo y me hacen una marca, que servirá para que, cuando
abandone el pueblo hacia el incendio alguien que no sé quien es me reconozca. Alguien
intenta detenerme, me zafo con un gesto violento y avanzo hacia la luz, las
llamas bailan para mí.
-Ayudadme, ha roto una cadena, hay que cambiarla por otra,
las otras podrían ceder, después le volveremos a alimentar. Alankar, mientras
yo le sujeto cámbiala, ahora. Bien, ya está esto reparado.
-Esto tiene muy mal aspecto, está sufriendo como nunca, le
precio de la libertad puede ser muy alto, puede que incluso demasiado, podría
no pasar de este día.
-Para él no importa cuánto vives, sino lo que haces con tu
vida. Ha llegado un mensaje al móvil, que sorpresa, es de Agesilao. Al fin una
buena noticia, dice que esta noche llega con noticias sobre lo que le pedimos.
Es un gran amigo de Jenofonte, más incluso que yo, amigos desde que ambos eran
mortales. Le va a ayudar mucho su presencia, estoy seguro de que la va a notar.
Camino por una gran
avenida, dos leonas me escoltan, es de noche de nuevo. Hay un árbol de papel
frente a mí, o de cartón, no consigo averiguar de qué está hecho exactamente,
sus frutos son versos vivos que nacen y caen sobre la tierra. De esa tierra
surgen los personajes de los libros que he leído. Veo como muchos caen al suelo, cómo les crece
una flor blanca sobre el pecho, cómo esta se abre y perlas de luz blanca y muy
brillante se elevan sobre el cielo y cómo finalmente esta flor se seca,
quedando como flores de papel, siempre hermosas. Le pregunto al árbol que es lo
que ocurre, que significa eso y me dice que son los personajes de los libros
perdidos que han muerto en el olvido. Y recuerda bien esto, me dice, quien
olvida quien es pierde su vida en un instante.
-Rufo, ves a descansar, me toca hacer la guardia, si ocurre
algo te llamo.
-Estaré aquí al lado de la puerta, no pienso irme muy lejos,
estoy preocupado y eso me pone nervioso. Le necesitamos en esta guerra a acaba
de comenzar.
-Vivir es una batalla constante, es por eso que le
necesitamos, esta sólo será una mas, pero no la mas temible, esa es la lucha
con uno mismo.
-Se te han quedado bien sus palabras, como a mí. Cualquier
cosa que suceda me avisas, sea lo que sea, hasta luego.
De nuevo la luz. Salgo
de una aparcamiento subterráneo y salgo
a la luz pura de la ciudad. Sin embargo es una ciudad diferente. Es de dibujos
animados. Me recuerda a la película Fantasia, aunque los personajes son
humanos, no animales. Me encuentro con una chica a la que no tengo reparos en
besar, ella no me recuerda pero le digo que ya nos vimos una vez en esa misma
ciudad, y entonces recuerdo. En esa ciudad no hay apariencias, solo lo que las
cosas son en cuanto son, aunque yo crea ver esas formas no existen, las veo
porque necesito verlas para comprenderlas, es como si fuese una especie de
cielo. Estoy aquí, pero mi cuerpo permanece sobre la fría mesa luchando contra
la sangre del ladrón. No podrá conmigo. Hay un libro, y leo en él un aforismo.
“Nada vi por primera
vez”
Recuerda, Jenofonte,
esta frase debe de decirme algo. El tapiz, se algo de él y no se que es, pero
cuando despierte, si consigo hacerlo, lo recordaré.
Salgo por una puerta
metálica y entro en una especie de hangar. Hay una nave llamada “la nave del
olvido” y otra llamada “la nave del sufrimiento. Recordar algo olvidado puede
ser muy duro, nadie olvida por casualidad. He de elegir, como en Mátrix. Mi
destino es claro, el sufrimiento lavará mi alma, y esa es mi elección.
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