lunes, 3 de marzo de 2014



-Ancel, ya tuvimos la ocasión de conversar la otra noche, las letras no son su mayor virtud pero tiene otras, y ahora su fuerza y determinación serán claves en estas noches difíciles que nos esperan. Medea, si que me he dado cuenta del poder que intenta aprisionarnos, sabía a lo que me arriesgaba cuando hice el pacto, pero no voy a dejarme vencer sin luchar hasta el final. El tiempo se nos escurre entre los dedos muy deprisa así que no lo perdamos. El nuevo día se acerca y hay que dejar los cabos atados.
-Hola, Jenofonte, prefiero aplastar las dificultades que hablar con ellas. ¿Cuál va a ser el plan, Medea?
-Sin dudas intentar disminuir la fuerza de la llamada, eso lo hará cada uno como mejor pueda, ya sabeis sobre el tema. Podemos intentarlo entre los tres y apoyarnos mutuamente.
-Yo no puedo, ya preví algo como esto y he de regresar a casa con Alankar donde me espera Rufo, allí haré lo que debo y espero sea suficiente. Medea, encárgate tú de Ancel, también debemos de encontrar la forma de comunicarnos con el ladrón a distancia, no quiero verle por lo menos hasta averiguar si mi plan funciona, y os recomiendo lo mismo, si volvemos a beber de su sangre cada vez será mas difícil y acabaremos siendo sus esclavos, y eso no voy a permitirlo. Cuando anochezca de nuevo volveremos a vernos, mientras tanto, buena suerte, la vamos a necesitar. Vamos, Alankar, tenemos mucho que hacer aún.
Salimos los dos, la ciudad aún dormida no tardaría en despertar, había que darse prisa.
-Ves a mi casa y dile a Rufo que lo tenga todo preparado en una hora.
-No te va a dar tiempo, amanecerá antes de que llegues.
-No te preocupes, está todo planeado, confío en el plan.
-¿A dónde vas?
-Eso no importa, no tenemos tiempo para mas palabras, ahora hay que actuar y deprisa, corre, vuela, cada minuto que perdemos me acerca mas a la muerte.
Mientras ella corría hacia la casa yo me dirigí hacia la primera estación en mi particular via crucis, el reformatorio de Chester Brown. Llegué allí enseguida pues estaba muy cerca, salté los altos muros que protegía la ciudad de las iras de aquellos adolescentes. Subí al tejado y dejé todas mis ropas allí a resguardo. Hubiese sido mejor llevar ropa de recambio y quemar la que usase pero la celeridad era primordial. Me descolgué casa una ventana del ultimo piso, ese edificio constaba de 4 plantas. Las habitaciones, por no llamarlas calabozos que es lo que eran realmente, eran ocupadas por 6 personas, las plantas iban ocupadas por edades y los mayores estaban en lo mas alto. Entré doblando las rejas sin hacer ruido, e inmediatamente empecé a trabajar. Primero maté a 4 de ellos degollándolos, y después sorbí la sangre de dos de ellos hasta la última gota mientras al mismo tiempo intentaba sudar la sangre del ladrón, de ahí el beber tanta sangre, necesitaba eliminar mas muchas toxinas. A los otros cuatro los maté para que no se notase tanto que habían bebido la sangre de dos de ellos y quedase todo como un asesinato de bandas o de lo que quisiesen imaginar, me aseguré bien de que la mayor cantidad de sangre inundase la habitación y de borrar las marcas de mis colmillos destrozando las gargantas. La presencia de tanta sangre mas la mia sudada estaba convencido de que intrigaría y desconcertaría a la policía, pero no tenia otra opción mejor.
Desde la ventana salté limpiamente hasta el centro de la piscina, era un buen nadador y sabía como entrar en el agua sin apenas levantar un chapoteo, me lavé y subí a por mi ropa, me vestí y corrí hacia la casa. Ya salía el sol cuando llegué a la puerta y entré. Durante unos minutos el sol había tocado mi piel y había resultado de una calidez muy agradable, lo que sin duda agravaba el peligro.
-Rufo, ¿está todo dispuesto tal y como te pedí?
-Está todo listo, bajemos al sótano y empecemos, ya le he explicado a Alankar el proceso y está de acuerdo.
-En ese caso démonos prisa, la clave está en la rapidez.
En el centro del sótano había una cama de piedra que debía de pesar toneladas por su aspecto con gruesas cadenas de titanio, imposible de romper incluso para un vampiro, pues esa era precisamente su función.
-Que las cadenas queden bien sujetas y firmes, y usadlas todas.
-¿No son muchas, no bastaría con 4, dos para las manos y dos para los brazos?, pregutó Alankar.
-No sabemos hasta que límite me va a llevar este sufrimiento, nunca es demasiado, todas, tres juegos para los brazos, una para la cabeza, tres mas para las piernas, otro para el pecho y el ultimo para el abdomen, debo de quedar muy bien sujeto y no me soltéis pase lo que pase. Ahora que eso ya está hecho pasemos a la segunda fase, la primera exsanguinación.
El proceso consistía en algo tan sencillo como cortarle las venas y desangrarlo hasta que casi perdiese el conocimiento. Después se le daba a beber la sangre de un prisionero. Segunda exanguinación, y se le daba a beber  sangre de Rufo guardada. Tercera exanguinación. Después se le daba a beber sangre fresca de Alankar y fresca de Rufo, lo justo para evitar que ellos entrasen en peligro y lo justo para evitar la muerte del paciente.
-Ahora va a ser dura la espera, amigos, recordad, no debeis soltarme, confiemos en que todo salga bien, nací en Atenas, la cuna de la democracia, antes perderé la vida que mi libertad.
-Descansa y recupera fuerzas, nosotros vamos a alimentarnos de los mortales que capturamos durante la noche y Alankar te irá alimentando con su sangre poco a poco, no sabemos lo que puede pasar si hay un choque muy grande entre la sangre de ella y la del ladrón, es mas seguro poco a poco, dejar que tu cuerpo se vaya adaptando y recuperando su ser.
-Gracias a los dos, sin vosotros…
-Se ha dormido, o ha perdido el conocimiento, no importa, lo que importa es que aunque parece qu descansa su batalla mas dura acaba de comenzar. Alankar, retirémonos y dejemosle, sigamos con el resto del plan.
-Volveré en cuanto pueda, no quiero perderle de vista ni un momento. Vamos, hagamos de una vez lo que hay que hacer.

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