-Ancel, ya tuvimos la ocasión de conversar la otra noche,
las letras no son su mayor virtud pero tiene otras, y ahora su fuerza y
determinación serán claves en estas noches difíciles que nos esperan. Medea, si
que me he dado cuenta del poder que intenta aprisionarnos, sabía a lo que me
arriesgaba cuando hice el pacto, pero no voy a dejarme vencer sin luchar hasta
el final. El tiempo se nos escurre entre los dedos muy deprisa así que no lo
perdamos. El nuevo día se acerca y hay que dejar los cabos atados.
-Hola, Jenofonte, prefiero aplastar las dificultades que
hablar con ellas. ¿Cuál va a ser el plan, Medea?
-Sin dudas intentar disminuir la fuerza de la llamada, eso
lo hará cada uno como mejor pueda, ya sabeis sobre el tema. Podemos intentarlo
entre los tres y apoyarnos mutuamente.
-Yo no puedo, ya preví algo como esto y he de regresar a
casa con Alankar donde me espera Rufo, allí haré lo que debo y espero sea
suficiente. Medea, encárgate tú de Ancel, también debemos de encontrar la forma
de comunicarnos con el ladrón a distancia, no quiero verle por lo menos hasta
averiguar si mi plan funciona, y os recomiendo lo mismo, si volvemos a beber de
su sangre cada vez será mas difícil y acabaremos siendo sus esclavos, y eso no
voy a permitirlo. Cuando anochezca de nuevo volveremos a vernos, mientras
tanto, buena suerte, la vamos a necesitar. Vamos, Alankar, tenemos mucho que hacer
aún.
Salimos los dos, la ciudad aún dormida no tardaría en
despertar, había que darse prisa.
-Ves a mi casa y dile a Rufo que lo tenga todo preparado en
una hora.
-No te va a dar tiempo, amanecerá antes de que llegues.
-No te preocupes, está todo planeado, confío en el plan.
-¿A dónde vas?
-Eso no importa, no tenemos tiempo para mas palabras, ahora
hay que actuar y deprisa, corre, vuela, cada minuto que perdemos me acerca mas
a la muerte.
Mientras ella corría hacia la casa yo me dirigí hacia la
primera estación en mi particular via crucis, el reformatorio de Chester Brown.
Llegué allí enseguida pues estaba muy cerca, salté los altos muros que protegía
la ciudad de las iras de aquellos adolescentes. Subí al tejado y dejé todas mis
ropas allí a resguardo. Hubiese sido mejor llevar ropa de recambio y quemar la
que usase pero la celeridad era primordial. Me descolgué casa una ventana del
ultimo piso, ese edificio constaba de 4 plantas. Las habitaciones, por no
llamarlas calabozos que es lo que eran realmente, eran ocupadas por 6 personas,
las plantas iban ocupadas por edades y los mayores estaban en lo mas alto.
Entré doblando las rejas sin hacer ruido, e inmediatamente empecé a trabajar.
Primero maté a 4 de ellos degollándolos, y después sorbí la sangre de dos de
ellos hasta la última gota mientras al mismo tiempo intentaba sudar la sangre
del ladrón, de ahí el beber tanta sangre, necesitaba eliminar mas muchas
toxinas. A los otros cuatro los maté para que no se notase tanto que habían bebido
la sangre de dos de ellos y quedase todo como un asesinato de bandas o de lo
que quisiesen imaginar, me aseguré bien de que la mayor cantidad de sangre
inundase la habitación y de borrar las marcas de mis colmillos destrozando las
gargantas. La presencia de tanta sangre mas la mia sudada estaba convencido de
que intrigaría y desconcertaría a la policía, pero no tenia otra opción mejor.
Desde la ventana salté limpiamente hasta el centro de la
piscina, era un buen nadador y sabía como entrar en el agua sin apenas levantar
un chapoteo, me lavé y subí a por mi ropa, me vestí y corrí hacia la casa. Ya
salía el sol cuando llegué a la puerta y entré. Durante unos minutos el sol había
tocado mi piel y había resultado de una calidez muy agradable, lo que sin duda
agravaba el peligro.
-Rufo, ¿está todo dispuesto tal y como te pedí?
-Está todo listo, bajemos al sótano y empecemos, ya le he
explicado a Alankar el proceso y está de acuerdo.
-En ese caso démonos prisa, la clave está en la rapidez.
En el centro del sótano había una cama de piedra que debía
de pesar toneladas por su aspecto con gruesas cadenas de titanio, imposible de
romper incluso para un vampiro, pues esa era precisamente su función.
-Que las cadenas queden bien sujetas y firmes, y usadlas
todas.
-¿No son muchas, no bastaría con 4, dos para las manos y dos
para los brazos?, pregutó Alankar.
-No sabemos hasta que límite me va a llevar este
sufrimiento, nunca es demasiado, todas, tres juegos para los brazos, una para
la cabeza, tres mas para las piernas, otro para el pecho y el ultimo para el
abdomen, debo de quedar muy bien sujeto y no me soltéis pase lo que pase. Ahora
que eso ya está hecho pasemos a la segunda fase, la primera exsanguinación.
El proceso consistía en algo tan sencillo como cortarle las
venas y desangrarlo hasta que casi perdiese el conocimiento. Después se le daba
a beber la sangre de un prisionero. Segunda exanguinación, y se le daba a beber
sangre de Rufo guardada. Tercera
exanguinación. Después se le daba a beber sangre fresca de Alankar y fresca de
Rufo, lo justo para evitar que ellos entrasen en peligro y lo justo para evitar
la muerte del paciente.
-Ahora va a ser dura la espera, amigos, recordad, no debeis
soltarme, confiemos en que todo salga bien, nací en Atenas, la cuna de la
democracia, antes perderé la vida que mi libertad.
-Descansa y recupera fuerzas, nosotros vamos a alimentarnos
de los mortales que capturamos durante la noche y Alankar te irá alimentando
con su sangre poco a poco, no sabemos lo que puede pasar si hay un choque muy
grande entre la sangre de ella y la del ladrón, es mas seguro poco a poco,
dejar que tu cuerpo se vaya adaptando y recuperando su ser.
-Gracias a los dos, sin vosotros…
-Se ha dormido, o ha perdido el conocimiento, no importa, lo
que importa es que aunque parece qu descansa su batalla mas dura acaba de
comenzar. Alankar, retirémonos y dejemosle, sigamos con el resto del plan.
-Volveré en cuanto pueda, no quiero perderle de vista ni un
momento. Vamos, hagamos de una vez lo que hay que hacer.
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